En este espacio nos hemos referido largamente a los muchos efectos de la explosión y expansión que ha ocurrido con internet en los últimos quince años. No nos vamos a cansar de repetir que la masificación del mundo virtual redundó en una cantidad de transformaciones de varios órdenes de la vida (física), al punto que hoy no pueden pensarse ciertos sucesos separados de sus repercusiones o sus paralelismos virtuales.
En este sentido, por ejemplo, no podemos dejar
de resaltar la consecución digital del seminario “Nuevos sistemas para la evaluación científica, peer-review y acceso abierto” organizado por Digital.CSIC el pasado 22 de octubre con motivo de la semana del Acceso Abierto. Como puede verse en las conclusiones del seminario, la Unión Europea no está analizando y discutiendo la utilidad del Acceso Abierto o su necesidad en las nuevas sociedades (discusión que aparentemente ya caducó), sino cuestiones más técnicas que hacen a la calidad de las investigaciones, como los métodos de la evaluación científica y la revisión por pares. Por otra parte, el impulso de la ciencia abierta y los datos abiertos también fueron sometidos a revisión.
También debemos destacar otras iniciativas que muestran que este proceso de revisión y análisis de las prácticas de divulgación y circulación de los resultados científicos está creciendo con vigor.
Por un lado, el 16 de septiembre de 2012 se firmó en San Francisco la “Declaración sobre Evaluaciones Científicas“. En este documento, firmado por más de 150 científicos y 75 organizaciones científicas, se dan una serie de recomendaciones a los diferentes agentes de la producción científica (investigadores, agencias de financiamiento, instituciones, editores y organizaciones proveedoras de mediciones) cuyo fin es trascender el índice de Factor de Impacto (FI) de las revistas como modo de jerarquizar los artículos.
El argumento es simple: el FI se creó en tiempos en que los bibliotecarios no tenían otro modo de elegir qué revistas comprar, de modo que se proponía como una jerarquía de revistas. Sin embargo, este índice no habla de la calidad de cada artículo en particular, algo que hoy puede medirse utilizando las posibilidades de internet. Con el fin de evitar los juegos editoriales y privilegiar la calidad, los firmantes proponen 18 recomendaciones repartidas entre los actores anteriormente nombrados.
Por otro lado, la organización sin fines de lucro Open Scholar ha liberado una versión de prueba de su plataforma LIBRE. Esta se propone, en la linea de lo que venimos planteando, como una forma colaborativa de hacer ciencia.
“Hoy, el proceso de validación, evaluación y diseminación de los resultados de investigación están fuertemente institucionalizados en un sistema dependiente de revistas. La evaluación está basada en factores de impacto de las revistas y medición de citaciones, la validación se opera a través de revisiones por pares dependientes de revistas, y la diseminación se logra a través de editores de revistas. El conflicto entre el interés de las revistas por fortalecer sus marcas y la proliferación irrestricta del conocimiento está comprometiendo significativamente a la investigación académica a causa de la superproducción, los pobres controles de calidad y las barreras de accesibilidad a los contenidos de las revistas“; así plantea Open Scholar los problemas contra los que LIBRE se enfrenta. En este sentido, la plataforma funciona como un sistema de revisión por pares desinteresado, desmontando la unión entre esto y el mercado editorial de modo de combatir de alguna manera los problemas que señalan.
Revisiones, críticas y reformulaciones. A la vista de estos eventos, la ciencia y la circulación de los resultados científicos en el siglo XXI están más saludables que nunca.